martes, 2 de octubre de 2012

Rumores musicales


A través de las actividades que he realizado en los últimos años de vida, me he encontrado y amistado con mucha gente que gusta de la música que yo considero más contemporánea y ambigua de todas, electrónica, ambiental y atmosférica. Estos estilos para mí rayan en la línea entre ser arte sonoro y no música, lineamientos estéticos que aun no termino de entender y que los conductores de Radio UG no tuvieron a bien contestarnos todavía, pero pude encontrar un poco de consuelo y explicación en un libro.

Para fines de documentar mi tesis que me dará, espero, el título en licenciatura, la cual trata a grandes rasgos sobre la comunicación musical, me topé, en un bazar con el libro “La Definición del Arte” escrito por Umberto Eco. Una obra que compila estudios sobre estética de 1955 a 1963. En este libro, en la segunda parte titulada: El concepto de forma en las poéticas contemporáneas, dentro del apartado, Necesidad y posibilidad de las estructuras musicales, encontré explicaciones de Leonard B. Meyer, Henri Pousseur y de Abraham Moles, que narran, según la especialidad de cada uno, cómo, por qué y cuándo entendemos lo que nos dice la música.

 

Comenzando con Meyer, éste comenta que el arte tiene su propia riqueza de determinaciones intencionales por lo que asume una postura en la creencia de que la música transmite algún mensaje. Más a delante la llama lenguaje y afirma que constituye la sede de una absoluta claridad lingüística pero para que los que se escuche tenga un significado real y concreto al que se fue impuesto deberá ser interpretada bajos según modelos de reacción.

 

En pocas palabras y en léxico colonial, Meyer admite, que la música puede fungir como lenguaje pero no descarta que el significado de sus frases, u obras, puedan trangriversarce si el escucha no interpreta en un contexto similar al que la música expresa. A esta reflexión, Eco concluye que: “La música no es un lenguaje universal, sino que la tendencia a ciertas soluciones y no a otras es fruto de una educación y de una civilización musical históricamente determinada”.

 

Se niega, a través de esta reflexión, que música sea un lenguaje universal pero jamás se dice que no sea un lenguaje. En lo personal, yo si creo que pueda ser un lenguaje que se entienda universalmente pero no es tan sencillo de liducidar como las palabras de nuestro idioma natal o de un segundo idioma que aprendamos, porque no estamos acostumbrados a darle significado a otras cosas que no sean palabras o imágenes sencillas previamente establecidas. 

 

Complementando este punto sobre la interpretación llega Pousseur a las páginas de este libro. Él habla de constelaciones para ejemplificar esa parte que “descuida” el autor y deja a libre interpretación a los consumidores musicales. Define entonces constalción como un campo de posibilidades. Y agrega, en palbras de Eco, que: “Una noción de la nueva música es la de constelación y aspiración que preside esta noción es precisamente la de ofrecer un universo sonoro multipolar en el que el auditor pueda moverse con libertad creando las relaciones que más afines le sean”.

Aquí ya empieza a hablarse de nueva música , claro que la nueva música que ellos comentan es vieja ya para nosotros por la inmediatez comunicacional a la que estamos actualmente acostumbrados, pero aún aplica la definición. El punto es que, la nueva música viene a romper paradigmas sobre las normas de la composicón musical.

Se tenía como concepto que la música fuera un todo y previamente, desde la creación de la pieza se delimitaba a quiénes iba diriga y con qué fin, la nueva música no. Claro que se estable algo desde el principio pero no en su totalidad. Aquí es donde entra la definición de constelación y ejemplifica: cuando uno ve las estrellas ve prácticamente puntos luminosos que al ser agrupados froman constelaciones, pero son las líneas imaginarias aquellas que les dan forma. Esas líneas imaginarias, en el caso de la música es el equivalente a la interpretación del escucha. Están guiadas, claro, pero no hay nada que les impida divagar.

 

Por otro lado, Moles tiene una definición, que por un lado podría entenderse sola pero que llega a cerrar este entendimiento de la nueva música.

Mezclando teorías de la comuniciacón y percepción estética, Abraham Moles, dice que la información es función de la improbabilidad del mensaje recibido. A esto agrega Moles que el interlocutor, existe, el mensaje existe, el canal existe, el receptor existe, pero ¿Qué tan bien conectan?

Umberto Eco, nos explica que: “hallamos ampliamente estudiado el problema de un mensaje que limita con el puro rumor, rico en una información que espera una decodificación, pero que no puede ser captada por nuestra capacidad de aprehensión”.

 

Haré entonces énfasis en la palabra rumor. En ninguna de sus definiciones se menciona la carencia de significado o información, pero sí, un mensaje un tanto imperceptible. La nueva música es un rumor.

 

Gracias a Meyer, sabemos que la música tiene significado, Pousseur complementa que ese significado no se lo otorga unicamente el compositor, y al paracer entre más nueva sea la música, más reace el peso de darle un significado en el escucha y no en el autor. Para finalizar, Moles aplica la palabra rumor para explicar el porque muchas veces no terminamos de decodificar esta música moderna.

Cuando me he puesto en contacto con música electrónica, principalmente, he dicho a mis amigos que no es que no me guste, sino que no la entiendo, y suelo confundir un estilo con otro, o una canción con otra, me parecen iguales. Ellos suelen argumentarme, “sólo siente el beat”, y ahora lo entiendo.

Yo sabía que estos géneros musicales no han quedado fuera de un lenguaje, pero con rumores es complicado entender cuando te hablan, por eso después de un rato, me es posible dejar de pensar en ello, y bailar siguiendo el ritmo, o bien el beat. Cuando uno pone atención a los rumores que escucha durante un rato, podría comenzar a entender lo que le dicen, porque adapta su oído a ello, lo mismo me pasa, pero en este caso, musicalmente, la solución no es sólo poner atención, sino, comenzar a variar con las líneas imaginarias que conectan la constelación que vemos, hasta que el resultado sea una imagen agradable para el momento en el que estamos.